viernes, 12 de octubre de 2007

Por fin mi esposa sabe lo que es gozar una polla negra

Hola y muy buenas a todos los amigos amantes de los cuernos. Esto es un relato basado en un hecho real de mi vida matrimonial. Lo único que he cambiado, han sido los nombres de los protagonistas.

Me llamo Alejandro, Alex para los amigos, tengo 36 años y llevo 9 años casado con Sonia, mi esposa de 30 años. Vivimos en un pueblo cerca de Alicante.

Ella es una mujer joven muy guapa, alta con melena larga y cuerpo de vértigo además de muy buena esposa y madre. Desgraciadamente para ella los temas relacionados con el sexo han sido siempre un tabú, debido según creo yo, a una estricta educación conservadora.

Al principio, siendo novios, ella tenia 18 y yo 24 años, pensaba que seria a consecuencia de su joven edad y el hecho, de que hasta que me conoció a mi, nunca había follado con otro chico. Yo me preguntaba como una chica tan buena como ella, seguía aun virgen a los 18 años, y eso que posibilidades había tenido bastantes. Yo no me iba a quejar de eso, ya que en aquellos tiempos, era muy celoso y me gustaba la idea de tener una chica inmaculada.

A ella siempre la habían gustado los chicos de color, incluso en su época discotequera Funky, llegó a tener algún que otro roce con chicos de raza negra. Por miedo a sus padres, nunca llego a formalizar una relación con uno de estos chicos.

Ahora ya han pasado 12 años, de los cual llevamos 9 años casados. Al principio teníamos, como cualquier otra pareja joven, sexo a todas horas. Yo me daba cuenta, que a ella no le importaba tener sexo, pero que no disfrutaba mucho practicándolo. Pasaron los años y su relación con el sexo no cambiaba.
Además de su inapetencia sexual, hay que añadir mi propia limitación de potencia sexual, por motivo de una insuficiencia cardiaca y su correspondiente medicación.

Hace bastante tiempo, empecé a fantasear con ver a mi mujer con otro hombre follando. Pensaba que tal vez fuese yo el culpable te su desgana sexual. El caso es que me excitaba mucho pensar en que otro hombre o hombres pudieran poseer a mi esposa en mi presencia y hacerla gozar como yo no era capaz.

Empecé a incluir mis fantasías en nuestros momentos sexuales. Sabiendo que a ella le habían gustado siempre los chicos de color, cada vez que teníamos sexo, empezaba a decirle, lo mucho que me gustaría ver como disfrutaba ella montando una buena polla negra. Mi mujer hasta entonces, nunca había tenido un orgasmo por penetración, aunque siempre había gozado de uno o varios orgasmos, gracias a la agilidad y aguante de mi lengua. A ella le encanta que me coma su coño y masaje su clítoris con mi lengua hasta que se corre.







Mientras yo la comía el coño, paraba de vez en cuando para decirle lo bueno que seria, que tuviese una buena polla negra en su boca, mientras la masajeaba el clítoris con la lengua. Ella se excitaba mucho y no tardaba en tener un gigantesco orgasmo.







Pero al terminar, todo volvía a la rutina de siempre. Sonia no quería ni hablar del tema, ya que se sentía incomoda y molesta hablando de esto. “ estas loco, como vas a querer ver como me folla otro hombre “, “ tu no me quieres, si me pides tal cosa “ es lo que ella me decía entre otras cosas. Aunque yo siempre la decía, que por querer verla follar con otros chicos, mis sentimientos hacia ella no habían cambiado, que seguía queriéndola igual que siempre y que solo me gustaría disfrutar viendo a mi esposa gozando a tope del sexo con otros hombres. Ella esto no lograba comprender y seguía pensando de que eso debía ser algo malo e inmoral.

Yo me desesperaba. Por un lado veía como ella se excitaba mientras la contaba mis fantasías y por otro, cuando se la pasaba el calentón, ya no quería saber nada del tema. Sabia que a ella si le picaba la curiosidad por saber lo que se siente follando con otro chico, pero no había manera.
Me desesperaba pensando en que nunca iba a poder disfrutar viendo a mi mujer follando y gozando con una hermosa polla negra.

Un día la dije que me gustaría hacerla algunas fotos provocativas para colgarlas en Internet, y ver que reacción tenían entre la gente que las veía.
Ya que no podía disfrutar viéndola con otros hombres, por lo menos me gustaría disfrutar de los comentarios de estos, acerca de mi preciosa chica.
Ella al principio dudaba, pero al final accedió a mi petición.

Tuve muchos comentarios acerca de las fotos que coloqué en algunas páginas de Internet. Muchos eran simplemente groseros, pero había también algunos muy calientes con proposiciones muy morbosas. Ella no quería saber nada de todos estos comentarios. De esta forma conocí a mi buen amigo Jesús. Es un chico de 33 años Afro americano. Fue el, el que hizo los mejores comentarios sobre mi esposa, y el chico con la polla mas grande que había visto hasta ese momento. Así que empecé a establecer una buena amistad cibernética con el. Estuvimos intercambiando nuestras fantasías sexuales y me di cuenta, que era el chico ideal con quien compartir a Sonia, mi esposa.

Le mostré a mi mujer las fotos de mi nuevo amigo cibernético, y quedó alucinada al ver esa enorme polla negra. “ Te gustaría probarla?” la pregunte, ella respondió “ estas loco, pero joder, menuda herramienta. No se que decirte. A ti que te parece?”. Yo dije “Es un chico educado y sencillo y vive muy cerca de nosotros. Me muero de ganas de ver como te metes su enorme polla en la boca y cuando la tenga bien dura te la meta hasta el fondo de tu coño a cuatro patas “.







Ella me miro y dijo “quiero hablar con el por teléfono, quiero oír su voz “.
Yo la pregunte, “ pero hay posibilidad o no ?” “Depende de cómo me lo pida el, cuando hablemos por teléfono “ Yo me puse muy cachondo al oír sus palabras, ya que había dado un paso gigante e inesperado hacia mis tan deseados cuernos.

Al día siguiente sonó el teléfono de casa y vi que era un número con prefijo de Almería, lugar en donde vivía Jesús. “ Sonia, es para ti” “ Quien es “ “Es Jesús, nuestro amigo negro” Ella se quedo un momento quieta, muy cortada, pero al final descolgó el teléfono antes de que dejara de sonar.







Yo me puse muy cachondo con un cosquilleo enorme en el estomago, sabiendo que mi mujer estaba hablando posiblemente con su futuro amante.
No aguantaba los nervios y me salí al patio para no molestar en la conversación.







Ya le había comunicado a Jesús todo lo que tenía que saber sobre mi esposa para no meter la pata con ella. Le dije que fuera amable y muy sensible con ella para no espantarla. Al rato salio mi mujer y me dio el teléfono para que pudiera concretar con Jesús. No me lo podía creer, habíamos quedado el próximo fin de semana en Almería para conocernos.







Estábamos a martes y la semana se me hizo eterna. Al fin llego el viernes, día en el que viajábamos a Almería. Por el camino íbamos en silencio total. Ninguno de los dos se atrevía a decir nada. Cuando quedaban solo unos pocos kilómetros en llegar, yo la pregunte, si ella estaba segura de querer hacerlo.
“De hacer que” dijo ella. “ Solo vamos a conocer a un amigo, verdad” . Me dejo algo confuso, ya que yo iba totalmente preparado y convencido de que me iba a convertir en cornudo ese fin de semana.







Llegamos al hotel que habíamos reservado y nos refrescamos para después vestirnos para el gran encuentro. Antes de que se vistiera Sonia, la dije que se tumbara en la cama, que tenia una sorpresa para ella. Ella obedeció y se tumbo en la cama con las piernas abiertas y con los ojos tapados. Quería que todo saliera perfecto en nuestro primer encuentro y que mi mujer no se volviera atrás, así que había comprado un estimulador de clítoris con un mini pene y con control remoto. Parecía una diosa tendida sobre la cama con las piernas abiertas enseñándome su coñito totalmente depilado.







Empecé a lamérselo durante un buen rato, y pare justo antes de que ella se pudiera correr. Con el coño bien lubricado por mi saliva y sus propios jugos, fue muy fácil colocar a mi pequeño ayudante. “Que es eso” pregunto ella, “Ya lo veras mas adelante, te molesta ?” “No, parece como si me hubieses introducido un tampax”.







Cuando termine de colocárselo, dije que se vistiera. Salimos de la habitación para buscar el lugar de encuentro con nuestro amigo. Cuando bajábamos por el ascensor había otras dos parejas dentro. Pensé que era el momento de probar el invento y apreté el botón del mando que llevaba en el bolsillo de mi pantalón. Por la cara de Sonia y el “uyyy” que soltó por la boca, sabia que había funcionado. Se acerco a mi y me dijo al oído, “es fantástico, no lo pares”. Yo la dije, “Todavía no ha llegado el momento, tendrás que tener algo de paciencia”. Pulse de nuevo el botón y su cara volvió a la normalidad.

Cogimos un taxi para que nos llevara al lugar de encuentro. Cuando llegamos al Pub en el que habíamos quedado, no nos fue difícil encontrar a Jesús, ya que era el único chico negro de todo el local. Se alegro mucho al ver que habíamos acudido a nuestra cita y se abrazo a Sonia dándola dos besos para después saludarme con un buen apretón de manos. Nos sentamos y empezamos a charlar mientras nos tomábamos algunos gin tonic.







Al cabo de un rato, nuestro amigo pidió bailar con Sonia, que acepto encantada, ya que a ella la encanta bailar y yo nunca la doy ese gusto.
Bailaron dos o tres piezas de ritmo rápido antes de que cambiaran a música lenta. Siguieron en la pista de baile. Ahora ella se había colgado a su cuello tal y como exigía la música.







Me calenté mucho viendo a mi chica colgada del cuello de otro hombre mientras este rodeaba su cintura con sus brazos. Jesús bailaba de vértigo. En ese momento me acorde del botoncito en mi bolsillo y lo apreté. En seguida vi, como Sonia cambio de ritmo, giro la cabeza hacia mí y me echo una sonrisa.
A los pocos minutos ella ya estaba totalmente pegada a el.







El me miro, y yo le hice la señal acordada previamente, para que atacase a mi esposa. Ya se había amortizado la inversión que había hecho comprando ese estimulador. Empezó a besar el cuello de Sonia, algo que la vuelve loca y totalmente cachonda, y puso sus manos sobre su culo. Se dieron la vuelta y pude ver la cara de ella totalmente en éxtasis. El empezó a mover sus manos sobre su culo dándole un buen masaje mientras que ella empezó a acercar su boca hacia la suya.







El no tardo mucho en responder, y en solo un momento sus lenguas empezaron a enredarse. Note como se me abultaba el pantalón. Tenía una erección de campeonato y estaba a punto e estallar. Tanto tiempo soñando con ello y al final parecía que lo había conseguido. Me moría de ganas de regresar al hotel los tres juntos, para que finalmente mi esposa pudiera colocarme mis tan deseados cuernos. Pulse de nuevo el botón para que ella soltara a Jesús y volvieran a la mesa, pero eso ya no funcionaba.

Pague las consumiciones y me lévate para caminar hacia la parejita.
Les propuse abandonar el local para ir al hotel. Ella me miro y me dijo, “ al hotel? para que ?, no creerás que me voy a dejar follar por este negro, verdad ?” Jesús y yo nos miramos con cara de atontados, sin saber que pasaba.
“Ja Ja Ja, es broma, vamos corriendo antes que me lo piense” Uffff, fue lo único que dijimos los dos al mismo tiempo y salimos corriendo ante las miradas de todo el local a coger un taxi.







Nos sentamos los tres en la parte trasera, haciéndolo ella en el medio.
Durante el corto trayecto, las manos de Jesús no paraban de sobar las piernas de Sonia. El Taxista sonreía cada vez que miraba en el retrovisor, pudiéndose imaginar la película. Era el mismo, que nos había llevado al local de encuentro.
Cuando llegamos al hotel pagué al taxista que me guiño un ojo diciéndome,
“Que disfrutes mucho viendo follar a tu mujer”. “Gracias disfrutare mucho viéndola gozar con mi nuevo amigo negro”. Y cerré la puerta del coche.

Sin perder más tiempo entramos al hotel y subimos a la habitación.
Una vez dentro parecía que se había enfriado un poco mi mujer y decidí echar mano a mi pequeño ayudante. Nada mas apretar el botón, Sonia volvió a poner la misma cara de viciosa que hacia unos momentos antes en el Pub.
Esta vez se me acerco a mí y empezó a besarme apasionadamente. Jesús se acerco por detrás y empezó a toquetear a mi esposa. Ella se giro hacia el y de nuevo empezaron a enredarse sus lenguas.







El empezó a desvestir lentamente a mi mujer por la parte de arriba mientras yo me encargaba de la parte de abajo. En un momento estaba totalmente desnuda delante de nosotros. Jesús empezó a besar sus pezones duros mientras se desabrochaba el pantalón. Ella le ayudo a quitarse la camisa y después hecho mano a sus pantalones bajándoselos poco a poco.
El chico se quedo solo con unos shorts de color rojo delante de ella.
La giro para que Sonia y yo nos pudiéramos ver cara a cara y pego su cuerpo contra el suyo empezando a mordisquear y besar su bonito y fino cuello, mientras una mano masajeaba sus pechos y la otra acariciaba su rajita para empezar lentamente con la exploración de su coño depilado, introduciendo poco a poco uno de sus dedos.







Ahí estaba mi querida esposa, sobada delante de mis ojos por las fuertes manos de nuestro nuevo amigo negro. Nunca antes había estado tan excitado.
Los shorts marcaban un enorme bulto que dejaban imaginar lo que se ocultaba debajo. Sonia me miro como esperando una afirmación mía. La guiñe un ojo y dije, “Disfrútalo tanto como lo voy a hacer yo “.







Ella se giro y se sentó en la cama delante de el. Empezó a tocar y acariciar ese bulto que cada vez se iba haciendo más grande. Metió la mano en los shorts y saco la polla totalmente erecta. Era una polla negra enorme muy gruesa. Ella puso cara de alucine, me miro y se rió.







Mientras yo me quitaba la ropa, mi mujer empezó a acariciar y a besar sus huevos negros depilados. El empezó a gemir lentamente al sentir la lengua de mi esposa rodeando su glande. Poco a poco iba introduciéndose la polla en su preciosa boca, mientras la agarraba con las dos manos. Jesús la agarro de la cabeza y empezó a follarla, literalmente, en su boca. Así estuvieron algunos minutos largos, sin que su polla entrara más de la mitad en la boca de mi chica. Nunca había visto a mi mujer tan caliente, parecía estar disfrutando realmente comiéndose ese suculento manjar.







Yo ya me estaba pajeando como un loco mientras disfrutaba viendo tal panorama. Era como estar e uno de mis numerosos sueños que había tenido durante mucho tiempo, en los cual compartía a mi mujer con otros chicos.
Los gemidos de Jesús eran cada vez más fuertes y sabia, por experiencia, que no tardaría mucho en tener su primera corrida. Como a Sonia no le gusta para nada que se corran en su boca, a mi solo me lo ha permitido en pocas ocasiones, le dije que quería ver como se corría sobre sus pechos. Aunque era mentira, a mi me hubiese gustado poder ver esa polla negra descargando una buena porción de semen en la boca de mi mujer.







No tardo mucho en sacar corriendo su polla de su boca para echar 5 o 6 chorros de leche caliente sobre los pechos de Sonia. “Has disfrutado viendo como me corría sobre tu esposa?” me pregunto el, mientras ella me echo una mirada de complicidad. “ He disfrutado mucho y mas que disfrutare cuando vea como tu enorme herramienta empieza a perforar centímetro por centímetro el precioso coño de mi chica”. El contesto, “ eso esta hecho amigo, pero antes voy a refrescarme un poco. Mantén a tu mujer calentita para mi” y se fue al baño.







Ella quiso levantarse para seguirle y poder limpiarse la corrida, pero yo no la deje. La empuje hacia atrás dejándola tendida sobre la cama y ella imaginándose mis intenciones, se abrió de piernas. Me tumbe sobre ella y empecé a comérmela a besos. Mientras me pringaba con el semen derramado sobre sus pechos, me daba cuenta del especial sabor a polla, que tenia su boca. Me encantaba ese sabor, y me pasaban las imágenes de la reciente mamada por la cabeza. Aunque pensaba que había llegado al máximo de excitación posible, me di cuenta que aun me seguía calentado más y más.
Empecé a deslizarme lentamente hacia abajo, recorriendo con mi boca cada centímetro de su cuerpo, percatando el delicioso olor del líquido derramado anteriormente por nuestro nuevo amigo.







Al llegar a la altura de su coño, pare y empecé a besar suavemente su rajita.
Me fui abriendo paso con mi lengua húmeda, hasta que tenía vía libre a su clítoris. En cuanto empecé a masajearlo, aumento considerablemente el ritmo con el que movía sus caderas.







Jesús llevaba un buen rato observándonos cuando dijo, “veo que tu mujer esta disfrutando de lo lindo con tu lengua, vamos a hacer que explote de placer.” Nos propuso que cambiáramos de postura haciendo un 69, colocándose ella encima de mí.







Así lo hicimos, y ella empezó a meterse mi polla en la boca poniendo el culo en popa, mientras yo seguía masajeando su clítoris con mi lengua. De repente note como algo oscuro se acercaba hacia el culo de mi mujer. Era la enorme herramienta de Jesús. Se había colocado detrás de ella y empezó a restregar su polla por su culo. Antes de que yo pudiera reaccionar, ya tenía esa enorme polla negra rozando mis narices y empezando a penetrar el coño de mi esposa. Joder, ni en mis mas calientes sueños me hubiese podido imaginar semejante situación. Estaba en primera línea, observando como mi mujer era follada por primera vez en su vida por otro hombre, y me convertía en un orgulloso marido carnudo.







Ella, al sentir como ese miembro invadía su coño, empezó a gemir suavemente. Podía ver perfectamente, como iba entrando centímetro por centímetro, y como al mismo tiempo iba aumentando los gemidos de Sonia.
Tuvo que moverla unas cuantas veces lentamente hacia dentro y hacia fuera,
antes de poder tocar fondo. Fue entonces, cuando mi esposa soltó un grito, para después seguir gimiendo al mismo ritmo que Jesús se la follaba.
Era increíble estar ahí, debajo de tu esposa y viendo en primera línea, como un negro con polla gigante se la esta follando. La tenia agarrada por su cintura, y el ritmo con el que su polla entraba y salía de su coño, era cada vez más rápido al igual que sus gemidos.







Según iba aumentando el ritmo con el que se la follaba, a mi se me hacia mas difícil seguir lamiendo su clítoris, aunque seguía ahí sin cesar en mi labor, mientras sus depilados huevos negros me golpeaban con cada vez mas fuerza.







Mi mujer ya había parado de comerme la polla, ya que su boca estaba demasiado ocupada con tanto gemido. Por el ritmo en el que me estaba pajeando, note que estaba a punto de tener su primer orgasmo.
Efectivamente, no tardo en explotar de forma espectacular. Salto hacia delante dejándose caer de lado a la cama, donde no paraba de moverse con movimientos espasmitos acompañados de gemidos ensordecedores.







Por primera vez en su vida había tenido un orgasmo provocado por una polla.
Pasaron unos minutos antes de que ella volviera a la normalidad. Jesús se dejo caer a su lado y empezó a besar y lamer sus pezones duros.







Yo mientras tanto, me coloque entre sus piernas y empecé a besar y lamer su coño húmedo y dilatado con sabor a polla. Cuando empecé a masajear su clítoris con mi lengua, ella comenzó a gemir nuevamente mientras agarraba de nuevo la polla de Jesús, que seguía lamiendo sus pezones.
“Ya has descansado lo suficiente” le dijo Sonia a Jesús. “Quiero tener tu polla dentro de mi”.







Se puso de lado arrimándose a ella, que ya tenia la pierna levantada dejando vía libre, y empezó a restregar su polla por su rajita bien humedecida por mi saliva. Coloco el glande delante de su ano y empezó a hacer presión. Ella bajo la pierna rápidamente antes de que el pudiera introducirse dentro de su ano. “Que haces? “ dijo ella “No querrás reventarme el culo, verdad ?” el contesto, “Deja que pruebe ese precioso culo, aunque solo se con la puntita” “Ni hablar, es demasiado grande para un agujero tan pequeño y sensible”.







El se resigno, levanto la pierna de Sonia y coloco su polla delante de su coño. En cuanto empezó a presionar un poco, esa enorme herramienta entro entera y sin ningún problema dentro de ella.







Yo me puse al lado de ella y la bese apasionadamente mientras acariciaba sus preciosos pechos. Mordisqueaba su cuello mientras ella gemía de placer, hasta que me pidió, si la podía lamer el clítoris mientras Jesús la estaba follando.







En seguida me deslice hacia abajo y me coloque para seguir con mi trabajo.
Comencé besando y lamiendo su ombligo y poco a poco fui acercando mi lengua a la zona de combate.







Esta vez me era más fácil llegar con mi lengua a su clítoris. Ahí estaba mi lengua trabajando en equipo con una enorme polla negra, para que mi esposa gozara como nunca. No pude evitar que mi lengua se encontrara repetidamente con esa polla. Esa situación me puso aun mas caliente, y creo que a Jesús también, ya que empezó a sacarla del coño para ponérmela delante de las narices. A la tercera vez que me lo hizo, me lance y me metí su polla en la boca. Pensé que iba a decirme cualquier burrada, pero nada de eso, siguió gimiendo mientras me dedicaba a saborear ese sabroso trozo de carne dura, caliente y pringada de diferentes fluidos corporales. Nunca hubiese imaginado, ser capaz de comerme la polla de otro hombre.







Mi mujer al notar que algo faltaba dentro de ella, se incorporo un poco para ver lo que pasaba. “Dios mío, que haces? fueron sus palabras. Yo pare de lamer la polla de Jesús y dije, “cariño, la tenia tan cerca que ha podido con migo la curiosidad, pero tranquila, en seguida te la devuelvo”. Ella dijo, “Ya hablaremos de esto mas tarde, cornudo” .







Sonia se dejo caer para atrás y enseguida volví a colocar la polla de mi amigo en el coño de mi chica. Estuvimos como diez minutos en esa postura, hasta que mi mujer empezó de nuevo con sus espasmos mientras tenia su segundo orgasmo de la tarde y gritaba de placer. Sus gritos eran música para mis oídos. A Jesús también le llego la hora y empezó a lanzar varios chorros de semen que pringaron toda la rajita y llegaron hasta los pechos de mi mujer.







Se dejo caer al lado de ella y empezaron a comerse a besos. Yo dije,”Jo tío, porque la has sacado, por que no te has corrido dentro?” El contesto, “es que no sabia si vosotros queríais que lo hiciera, pero no te preocupes, que la próxima descarga va para dentro del todo.” “Otra mas?” dije yo, “es que vas a seguir follando, ya te has corrido dos veces?”. El se rió y contesto, “Si tu mujercita aguanta, tengo polla para rato”. Ella dijo, “Siiiiiii, claro que aguanto, y claro que quiero mas, vete a refrescarte y a lavarte la polla para que te la pueda poner a tope de nuevo”.







Creo que ya he dicho, que a mi mujer no le gusta el sabor del semen y tampoco le gusta hacer una mamada si ya se la has metido en el coño.
Es así, o lo tomas, o lo dejas, pero os aseguro que es una verdadera experta mamando y merece la pena tener que lavarse la polla de vez en cuando.
Jesús se levanto y se fue al baño. Yo me tumbe al lado de Sonia y estuve acariciando su rajita llena de leche mientras la besaba apasionadamente.
Jesús volvió del baño y se coloco de tal forma, que nos dejo su polla delante de nuestras caras. Dejamos de besarnos y empezamos los dos juntos a lamer y besar esa polla grande y algo flácida. Estuvimos un buen rato saboreándola por turnos, hasta dejarla de nuevo lista para el ataque.







Esta vez el se coloco en el colchón invitando a Sonia a que se sentara encima. Ella se fue colocando encima de el, sujetando con una mano su polla para colocarla delante de su entrada. Se la fue introduciendo lentamente y sin ningún problema, ya que seguía bien lubricado por su semen.







Cuando la tenia entera dentro, se detuvo un momento mientras se mordía el labio inferior y cerraba los ojos. El tenia sus manos en su cintura y fue subiéndolas hacia llegar a sus pechos que empezó a masajear. Ella subía y bajaba con un ritmo lento disfrutando el relleno en su coño y las caricias de sus pechos. Jesús tiro de ella, quedando sus cuerpos totalmente pegados el uno al otro y empezó a subir el ritmo de su penetración notablemente.
Yo estaba colocado detrás de ellos y gozaba de un plano excelente.







Era fantástico ver a mi esposa sentada, con su culito perfecto y redondito, sobre esa enorme polla que entraba y salía de su coño, sabiendo que estaba disfrutando, como nunca antes lo había hecho conmigo. Estuve un rato disfrutando de ese maravilloso espectáculo, y con un cosquilleo en la tripa, mientras me pajeaba.







Empece a besar y acariciar el cuerpo de mi mujer mientras seguía montada sobre Jesús. Fui pasando lentamente mi lengua por su espalda hasta que llegue a su rajita del culo. Jesús puso sus manos sobre sus nalgas y las separo suavemente dejando vía libre a su pequeño ano. Aproveche esto para deslizar mi lengua por su rajita hasta llegar a ese rico orificio y empezar a lamerlo suavemente introduciendo dentro, la punta de mi lengua saboreando ese rico sabor ligeramente amargo.







Fui deslizando mi lengua hacia mas abajo hasta encontrarme con la polla de Jesús que entraba y salía ahora con un ritmo reducido y me facilitaba así,
poder lamerla en su totalidad. Saco su polla para que pudiera ver mejor el dilatado coño de mi esposa y para que me la pudiera meter entera en mi boca. Mientras la saboreaba dentro de mi boca, alucinaba con el boquete que había provocado ese enorme taladro. Me estuve un rato turnando, lamiendo una vez su polla y otra introduciendo mi lengua en el coño, hasta que mi mujer me dijo, que la follara por el culo mientras cabalgaba sobre la polla de Jesus. “ Hacerme un sándwich como siempre has soñado” me dijo ella, el dijo “o sea que a el si le dejas meterla en el culo?” , “si, porque su polla es cuatro veces mas pequeña que la tuya, no te enfades”.







Jesús volvió a introducir su polla en el coño y yo me coloque por detrás, guiando mi pollita hacia el orificio que quedaba libre. Le pedí a Jesús que parara un momento para poder introducirla lentamente en su culo. Increíble, estaba realizando, casi, todas mis fantasías sexuales en una sola tarde.
Estaba tan caliente, que pensaba que me iba a correr en un momento, sobre todo porque notaba una enorme presión en mi polla que no solo podía ser por la estrechez del agujero que estaba penetrando. Rápido me di cuenta que esa presión que notaba, se iba desplazando continuamente y que era la polla de Jesús. Notaba perfectamente como su polla recorría el interior de Sonia y nos costo algo de tiempo hasta que estuvimos perfectamente sincronizados. Cuando el metía, yo sacaba y viceversa. No se el tiempo que estuvimos en esta postura, pero fue un rato largo pareciendo unos juegos olímpicos de gemidos.







Mi mujer fue la primera en alcanzar el clímax, y lo hizo como ya anteriormente, explotando a lo grande. Seguidamente fue Jesús, que esta vez si, lanzo los chorros de semen en el interior de mi mujer pudiendo notar yo, el bombeo en cada uno de ellos.




Al sentir como la leche caliente de mi amigo inundaba el coño de mi chica, no pude contenerme más, y tuve una descomunal corrida dentro de su culo.
Como estaba encima, fui el primero en retirarme. Cuando saque mi polla, no se pudo evitar, que parte de mi gran corrida saliera de su culo y cayera sobre la polla y los huevos de Jesús. Sonia se bajo de encima de el, pringándole mas aun, esta vez con su propia leche. Me parecía increíble que pudiera tener una tan abundante corrida, siendo la tercera ese día.







Sonia se tumbo boca arriba y con las piernas bien abiertas, para que pudiera ver sin dificultad, la cantidad de semen que salía de sus dos agujeros.
Al verla ahí tumbada, con el coño totalmente dilatado y lleno de semen de otro, se me volvió a poner dura. Me lance sobre ella y metí mi polla en su calentito y pringoso coño. Me abrace a ella comiéndomela a besos mientras follábamos. Estaba tan dilatada que no notaba ningún roce, pero por el calentón que yo tenia, no tarde ni dos minutos en volver a correr me dentro de ella.







Jesús estaba tumbado a un lado viéndonos, pero sin fuerzas para un nuevo ataque. Le di las gracias por haber follado con mi chica y haberla hecho gozar como nunca antes. El dijo “gracias a vosotros por este maravilloso encuentro, ha sido un placer follar con tu esposa. Espero que repitamos pronto”.
“Por mi parte encantado, siempre y cuando ella también quiera” dije yo.
Ella contesto, “gracias Alex por ser tan pesado y convencerme finalmente en hacerte cornudo, y gracias a ti Jesús por hacerme gozar del sexo como nunca antes lo había hecho. Me encantaría repetirlo”.







Nos levantamos los tres y nos fuimos juntos a la ducha. Allí estuvimos un buen rato divirtiéndonos y metiéndonos mano . Esta fue la primera vez de muchas mas que siguieron. Mi mujer se había dado cuenta, de que no había nada malo en disfrutar del sexo, aunque sea con otro hombre.







Mis sentimientos por mi mujer siguen siendo los mismos o talvez hayan crecido con esta experiencia. Esta práctica sirvió positivamente, para dar un giro gigantesco a nuestro matrimonio y a nuestra relación sexual.







Jesús se traslado por motivos de trabajo a Alicante y fue nuestro invitado durante casi un año en uno de nuestros pisos de alquiler. Se convirtió en fiel amante de mi esposa, teniendo encuentros con nosotros varias veces por semana. Incluso tuvieron encuentros a solas, siendo mi mujer tan amable, de narrarme siempre con todo detalle lo acontecido.







Muy a nuestro pesar, llego el día en el que Jesús decidió volver a su país.
De esto hace ya un año y medio, y hasta la fecha no hemos encontrado un sustituto digno. Tenemos la esperanza de que nuestro amigo y amante Jesús, vuelva algún día a España.







Esperamos que os haya gustado a todos nuestra experiencia y que nos escriban mucha gente.

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