viernes, 12 de octubre de 2007

Un día en Madrid

Son las 8 de la tarde, entramos en un sex-shop con la idea de comprar algún juguetito para esa misma noche. Estamos en Madrid, ya hemos salido del curso al que estamos apuntados los dos. Durante el curso nos hemos puesto muy cachondos tocándonos, rozándonos y riéndonos de la situación tan morbosa que estábamos creando. Salimos muy calientes y cerca de donde estábamos vimos al pasar un sex-shop enorme y dijimos que cuando saliéramos de curso tendríamos que visitarlo.



Yo tenía una idea preconcebida de qué quería. Una polla doble de esas que valen para dos mujeres o para una, introduciendo una parte por la vagina y otra por el culo. También tenía la idea de un pene realistic con ventosa, este tipo de consolador da mucho juego si se sabe utilizar. Y como no, una polla de metal con agarradero para uso anal o vaginal. Ella, por su parte, no buscaba nada en concreto, sólo ir a echar un vistazo y si nos gustaba algo, comprarlo.



Al entrar vimos un centro de ocio dedicado al sexo. Era más grande de lo que habíamos visto por fuera, tenía tienda, cabinas, y qué se yo cuantas cosas más. Empezamos a mirar de todo, volvimos a imaginarnos cosas y situaciones al ver sin pudor todos esos objetos. Al final compramos lo que yo sabía que íbamos a comprar.



Mientras estaba pagando, me dijo que si podíamos entrar en las cabinas, que le hacía ilusión. “Cómo no”, dije yo sin pensármelo dos veces.

Las cabinas son de uso individual pero... nos metimos los dos. Echamos una moneda y se abrió una persianita, allí vimos a dos chicas comiéndose, besándose, tocándose, metiéndose de todo por sus agujeritos. Esto nos puso muy cardiacos y empezamos a tocarnos. Ella se sentó encima mío y empezó a moverse. Se subió la falda y empezó a desabrocharme los pantalones sin dejar de mirar el espectáculo que nos estaban ofreciendo en ese momento las dos chicas.

Mi polla estaba a reventar y se la metió de un tirón. Noté como sus jugos resbalaban por mis huevos, Dios, que calentón llevaba. Empezó a moverse, primero despacito y cada vez iba acelerando el ritmo. Puso las dos manos en el cristal, miraba a las chicas y ellas le miraban a ella. Creo que a las chicas le gustó lo que estaban viendo.

La empecé a tocarle las tetitas, a pellizcarlas. Empezó a moverse más rápido y... no tardó en correrse más que un par de minutos.

Salimos de allí con otra cara, ella satisfecha y yo con la polla como el cuerpo de un inglés, mi erección era bastante considerable. Quise disimular la erección, sacándome la camisa por fuera pero ella reaccionó rápido, “no te tapes, que quiero que todo el mundo vea lo hermosa que es mi polla, porque es mi polla, ¿verdad?, y la usarás cuando yo te lo diga”. ¿Cómo negarme ante tamaña insistencia?. “Si cariño, haré lo que me pides. Creo que esa frase se le quedó grabada, nunca tuve que mencionarla, pues más tarde la usaría en mi contra.

Mientras caminábamos hacia el coche, yo tenía que ir bien erecto y que se notara la hinchazón de mis pantalones. Yo pensaba que todo el mundo me estaba mirando la entrepierna. Cuando ella veía que se me bajaba un poquito la erección, me tocaba por encima del pantalón como si quisiera subirse encima de mi polla, me besaba y me la ponía otra vez a tono y decía: “así es cómo tienes que ir por la calle”. Creo que en mi vida he pasado tanto corte.

Cuando llegamos al coche, me hizo que me bajara los pantalones hasta los tobillos y que condujera así hasta el restaurante donde nos disponíamos a cenar. Ella se agachó sobre mis piernas y empezó a hacerme la mejor mamada que nunca me había hecho. Haceros a la idea que era Madrid, 9 de la tarde, gente por todos los lados, en los semáforos, los autobuses, los viajeros de los autobuses, cualquiera podría ver lo que estaba haciendo, pero claro, a ella no se le veía la cara, pero a mí sí.

Unos miraban con envidia y me hacían gestos de “¡qué suerte tienes chaval!”. Otros, sin embargo, decían de todo, lo más lindo que me dijeron era pervertido, jejeje, pero la mamada os juro que fue de escándalo.

Estuve a punto de correrme en su boca, pero... llegamos a tiempo al restaurante. Ella no quería que me corriera, sino que tuviera la polla lo más gorda posible durante el mayor tiempo... y ya creo que lo consiguió.

Tuvo la delicadeza que dejar que me subiera los pantalones antes de que el aparcacoches llegara. Por los pelos, pero no nos pilló con el artefacto en la calle.

En la puerta había una mulata de impresión, dios mío que rica estaba la criatura. Ella se dio cuenta que la miré lascivamente, ¿cómo iba a mirarla, si lo único que pensaba era en mi polla, en sexo, en lujuria?. Se me acercó y me volvió a agarrar mi miembro, para hacer saber que esa pieza era sólo suya o de quien ella quisiera.

Entramos en el restaurante, había música en directo, estaba muy apetecible el sitio, tranquilo pero con alegría, la sensación fue muy buena.

Mi chica se sentó enfrente a mí. Pedimos de cenar y cuando se fue el metre, ella tiró algo al suelo, debajo de la mesa, se agachó y noté como hurgaba en mi bragueta. Mi polla saltó de momento. Por supuesto me obligó a no llevar ropa interior.

Empezó a chuparme el capullo, el tronco y llegó hasta los huevos. Me embadurnó de saliva y cuando creyó que era suficiente... se retiró, se incorporó y me dijo: “ni se te ocurra abrocharte los pantalones, debes estar así toda la cena”. Dios,...no sabía como ponerme para que no ve vieran que estaba con la polla al aire. Ella ponía cara de pervertida viendo la situación desde su asiento.

Cuando me veía más relajado, se descalzaba y tocaba mi polla con los pies para que se me pusiera otra vez en condiciones. Juro que si llega a seguir tocándome con el pie... me corro allí mismo. Pero la muy puta sabía cuando parar, me tuvo así toda la cena, yo creía que iba dar un infarto.

Se levantó al servicio y me dijo que no me moviera de la mesa y que comprobaría si me había colocado los pantalones y si fuese así, tendría un castigo merecido.

Lógicamente, en cuanto se fue, me coloqué los pantalones, haciendo caso omiso a su recomendación. Segundo fallo mío cometido esa noche.

Cuando la ví venir me volví a colocar como ella me dejó, pero la cabrona se dio cuenta. Se paró en seco y empezó a mirar a la sala, se acercó a la barra y se colocó detrás de un tipo algo mayor, unos 45 años y se arrimó más a él, puso su cuerpo literalmente pegado al suyo, le rozó con las tetas en el brazo y creo que le llegó a tocar el culo, mientras yo miraba inmóvil desde mi mesa.

Él se giró y muy amablemente le pidió una copa de brandy. Se rieron, no sé de que estaban hablando, pero parecían muy entretenidos. Me miraron y se reían. Vi como él le tocaba el culo cuando ella se dirigía a nuestra mesa. No hizo el menor reproche, incluso le gustó. ¿Dónde tendría las manos el cabronazo cuando estaban tan pegados?, me imagino lo peor.

Cuando se volvió a sentar me dijo: “he visto que no has hecho caso, así que te voy a tener que castigar. Lo que acabas de ver no es nada, lo sé hacer mejor. Además le he sacado una copa de Napoleón, jejeje”. Se reía viendo que era capaz de manejar a los hombres a su antojo y lo sabía hacer muy bien. Incluso a mí, quizás a mí más.

Me dijo que al invitarle a una copa, se sintió un poco puta, pues le acaban de pagar por tocarle... no me dijo qué, pero me lo supongo. Ya sabía yo que mi chica era un poco zorra, pero demostrármelo así tan descaradamente... nunca creí que lo haría. El caso es que al colocar otra vez su pie descalzo sobre mi polla se dio cuenta que estaba hiperempalmado. Se rió y me dijo: “sabía que te iba a gustar, cabronazo”.

Cuando fuimos a pagar, no me dejó hacerlo, me dijo que esta noche corría de su cuenta, que ya recuperaría lo que nos fuéramos a gastar, que esa noche era ella la jefa y tendría que obedecer todo lo que me propusiera. No entendí lo que quiso decir, pero accedí. Lo cierto es que la cena nos salió por un pico, jejeje, eso que me ahorré (craso error el mío). Tercer fallo cometido en menos de 3 horas.

De ahí nos fuimos a una sala donde ponen música salsa. Al llegar a la puerta vimos que había mucha gente y que iban entrando el mismo número de personas que salían. Le dije a mi chica: “¿a que nos colamos delante de todos?, a lo que respondió ella que si lo hacía me recompensaría gratamente. ¡¡bien!!, pensé yo, estoy empezando a ganar puntos otra vez.

Me acerqué al machaca de la puerta y le dije: “joder, Fernando, cuanto tiempo sin verte”. Ella se quedó alucinada. Le presenté a mi chica y le dije que me esperara en la barra que yo estaría ahí enseguida. Empezamos a charlar de cómo nos iba la vida y esas cosas, hacía casi 7 años que no veía a mi amigo Fernando. Al rato le dejé y me fui dentro a buscar mi copa, que tendría a buen recaudo.

Cual fue mi sorpresa que no estaba en ninguna de las cuatro barras que tiene el local. Estaba lleno de gente y se hacía muy difícil ver donde podría estar. Decidí buscar sitio, pedir un gintonic y esperar a que apareciera. Pensé que estaría en los servicios y por eso tardaba tanto, con tanta gente los servicios de señoras se ponen a tope.

Cuando ya llevaba la mitad de la copa, oí a unos chavales decir: “has visto como se insinuaba?, joder esta cae esta noche”. Me reí pensando que yo a su edad hacía lo mismo. De repente veo que en la pista se abre un círculo como dejando bailar a alguien... ¡¡Dios santo!!, ¡¡pero si son dos mulatos y mi chica en medio!!.

No pasaba ni un DNI de perfil entre los tres cuerpos. Estaban tan pegados que parecía que les habían pegado con loctite. Ella en medio bajando y subiendo y ellos al compás, les rozada las pollas con su culo a uno y con su coño a otro. En un lance se agachó como simulando una mamada a uno de ellos. Les metía la mano por debajo de sus camisetas y les tocaba las tetas. A ella le hacían algo parecido. Las manos de esos dos chicos tocaban todo el cuerpo de mi Amanda. Mi erección iba en aumento al igual que mi ira, pero era una visión estupenda. Eso lo pensaba yo y todos los que le habían hecho un corro para ver la escenita.

Ella agarraba el culo de uno de ellos como apretando, simulando que la estaba dando por detrás, el otro, ni corto ni perezoso hacía lo propio por delante.

Cuando acabó la canción, se separó de ellos dándoles un piquito en los morros, a lo que respondieron ellos con sendas palmaditas en el culo...

Se dirigió a otra barra diferente a la que yo estaba. Era el momento de acercarme a ella. Cuando estaba a su altura... otro chico que había allí le dio una copa, era como si se la estuviera guardando. Entonces pensé en cambiar de estrategia. Iba a hacer como que no la conocía y....

Me acerqué a ella por detrás sin que me viera. Seguía hablando con el chico de la barra. Le toqué el culo y arrimé mi polla tiesa a su culo. “Disculpa”, dije yo, es que esto está a tope y me han empujado. Ella se quedó un poco sorprendida por mi actitud, pero rápidamente me siguió el juego.

Pedí otro gintonic, mientras metía la manos por debajo de su vestido. Dio un respingo, pero me dejó hacer. El chaval con el que hablaba no se estaba enterando de nada. Se estaba ligando a mi mujer mientras yo le tocaba el culo y le metía un dedito por el coño. Por cierto estaba empapada la muy zorra.

Tardaron bastante en atenderme, pero no me importó nada, yo seguía con mi mano, ya húmeda dentro de su sexo. Entonces decidí que ya estaba bastante húmedo y lo empecé a insertar en su culo. Ella aprovechó el comienzo de una canción para moverse y dejarme hueco para que mi maniobra no se notara mucho.

Hablaban de todo un poco, pero la cosa mejoró cuando le dijo que estaba casada, pero que había venido a divertirse, que su chico no le daba lo que ella necesitaba. Eso me hizo que le metiera el dedo más dentro de su culo, por zorra. Creo que es lo que estaba buscando, que la forzara un poco más. El que se quería ligar a mi mujer, ya estaba desquiciado, seguro que pensó que esta noche mojaba, jejeje, que iluso. Le sacó al menos dos copas y luego dijo que se tenía que ir al servicio.

Me fui detrás de ella diciéndole al oído lo zorra que estaba hecha, ella se reía y me dijo que si no me gustaba... ¿por qué estaba tan empalmado?.

Disimulando nos fuimos de la sala, ya queríamos estar solos los dos... eso creía yo.

Nos fuimos al hotel, hablando de lo bien que se lo había pasado intentando ponerme los cuernos y lo que más le puso era que yo estuviera delante cuando se estaba ligando a ese tipo. Pero no me dijo que le hicieron los de la pista. Eso se lo tendré que sacar tarde o temprano.

Cuando llegamos al hotel, cambió su actitud, empezó a ser dominante, cosa que me encanta por cierto.

Entramos en la habitación y me dijo que dejara la puerta entre abierta, que le ponía que nos pudieran oír o incluso ver como follábamos.

Nos desnudamos, sacamos los juguetes que habíamos comprado y empezamos a jugar. La tumbé en la cama y empecé a besarla desde la cabeza hasta los pies, luego me dediqué a su coñito y culito. Cogía la polla doble que habíamos comprado y le metía una parte por el coño y la otra por el culo. He de decir que el culo de mi chica es... la leche. Bien abierto como me gusta a mí. La verdad que mi tiempo me ha costado dejarle el culo como lo tiene ahora mismo.

Creo que no tardo ni un minuto en correrse. Y me dijo que ahora me tocaba a mí. Con el aparato dentro de su cuerpo, se incorporó, me empezó a comer la polla salvajemente, hasta me mordió. Me lamió el culo. Se estuvo mucho rato en el culo. Yo ya no me acordaba que la puerta estaba abierta a cualquier vista indiscreta que pudiera vernos.

Se tumbó boca arriba y me hizo que me tumbara igual que ella pero al revés, culo con culo. Se sacó la polla que tenía en el culo y la untó con un poco de lubricante. Apuntó a mi ano, y... joder me la metió entera la muy puta, me hizo daño, pero me dijo que al ratito se me pasaría. Efectivamente, se empezó a mover como si me estuviera follando ella a mí. La verdad que esa sensación no me resultó nada desagradable. Pasamos así un rato tocándonos lo que podíamos y ella paró. Se sacó la parte de la polla que tenía metida y luego sacó la mía.

Me obligó a tumbarme boca abajo. Me ató las manos al cabecero de la cama con un fular y con sus medias me separó las piernas y me las ató al piecero.

Me sentía como una puta, abierta, me suponía que me metería algo por el culo, pues me insistía en que me gustaba, ¿a que sí mi zorrita?, a lo que yo respondía que sí. Con esa excitación, ¿quién se iba a negar a nada?.

Me volvió a untar de lubricante el culo. Me tapó los ojos....

Noté una sensación extraña. Algo raro estaba pasando. Me abrió con las dos manos las nalgas y no té como algo enorme se quería introducir en mi ano. Diosssssssssssssssss. “¿Qué me estás metiendo?”, dije gritando de dolor y placer. Me dijo ella, “pregunta incorrecta. Será ¿quién me está metiendo algo en mi culo tragón?. “¿¿Cómo???”.

De pronto oí una risa masculina. Joder, ¡me estaba dando por el culo un hombre!. ¿Y quién?.

Me quitó lo que me tapaba la cara, en el momento en que sentí como se hundía una polla enorme en mi culo. Cerré los ojos y los volvía a abrir después de que el hombre en cuestión hubiese metido toda su polla en mi trasero.

Era el tipo del restaurante. No me lo puedo creer, por eso las risas, lo de dejar la puerta abierta, lo de que harás lo que yo te ordene... Qué cabrona, lo tenía todo planeado.

El tipo empezó a embestirme con fuerza, me llamaba puta, zorra, ¿a que te gusta notar la polla de un buen hombre partiéndote el culo?. Mi chica me dijo, venga respondele, y dile lo puta que eres. Tuve que complacer a los dos y decir que sí, pero lo cierto es que me estaba gustando la escena. Ella estaba superexcitada viendo la escena me abría cada vez más el culo para que me pudiera meter su polla bien dentro.

Al rato la sacó y vi de reojo como ella se la comía y la llenaba de saliva para que me la volviera a meter. Me insultaban, se besaban con vicio, Dios... era una sensación nueva para mí. Ver a mi chica magreándose con otro mientras me daba por el culo el muy cabrón.

Cuando estaba a punto de correrse dentro de mí, noté como se le hinchaba la polla, creía reventar por dentro, pero la sacó y se corrió en mi espalda. Ella lo chupaba todo y se acercó a mi cara, me abrió la boca y me dio a probar el semen de ese tipo, volvió por más ración y me la tuve que comer toda la corrida de su amiguito.

Me preguntó que si me gustaba el semen de un hombre de verdad, tuve que decir que sí. Joder, no sé si me gustó o no, pero chupar la lengua de mi chica llena de semen de otro... eso es más que morboso.

Pedí que me desataran, pero... no fue así. Se colocaron de forma estratégica para que yo viera lo que iba a suceder a continuación.

Ella empezó a comerle la polla a ese tipo, y no perdí ni un detalle, pues puso su polla tan cerca de mi cara que casi podía tragármela yo. Notaba como iba creciendo en su boca. Me miró y me preguntó que si tenía envidia, que había para los dos, y... me la metió en la boca, yo tenía que chupar el glande mientras ella chupaba el tronco y los huevos. ¿Cómo es posible que se le pusiera tan dura en tampoco rato?.

Cuando ya estaba a tope, me dijo: “ahora aprende como se debe follar a una mujer como ésta”, la agarró como con desprecio, la tumbó a mi lado y se la metió de golpe en el coño. Ella gozaba, gritaba, y me besaba de vez en cuando.

Al rato de estar así, sacó su polla chorreante, levantó las piernas de mi niña y apuntó a su culo. Le dije que sin lubricante sería difícil. ¿difícil?, ya verás. Ella no dijo nada, solo se abrió las nalgas y se la metió de un golpe. Abrió los ojos como nunca, parecía que se iban a salir de las órbitas, entonces le dije “jejeje, que sepas que esa polla ya la he tenido yo en el culo, así que no te quejes, so puta”. Me besó y se corrió a las pocas embestidas.

El señor que nos atendía tan bien, se corrió al ratito también, pero esta vez en la cara de ella. Le dijo que no se limpiara. Me desató pies y manos y me dijo “tú le vas a limpiar con la legua, vamos, puta cornuda”.

Así lo hice, pero cuando cogía algo se lo daba a comer a mi chica. Nos fundimos en un gran beso cada vez que juntábamos nuestras lenguas llenas de su semen.

Los tres nos quedamos exhaustos tirados en la cama. Pasado un rato, después del cigarrillo, yo quise pedir explicaciones, pero... el tipo ese me dijo que me callara. Que cuando saliera del baño me lo explicaría todo.

Mientras, mi mujer y yo hablamos de lo bien que nos lo acabábamos de pasar y ella me dijo: “pero aún queda lo mejor, cariño”. Esas palabras me hicieron temblar, mi culo no estaba disponible para otra sesión...

Salió del baño. Yo estaba expectante, pensando lo que podría ocurrir, mi corazón estaba a 100, nervios, desasosiego, sudor frío y por fín.. ya vestido se metió la mano en el bolsillo y sacó la cartera. En el lado de la cama de mi mujer dejó 200 euros.

Me quedé alucinado, había conseguido una de sus fantasías, el cobrar por sexo, no sé si era mucho dinero o poco, pero el caso es que cobró por sus servicios. Pero cual fue mi sorpresa cuando se acercó a mí y me dijo: “por lo bien que te has portado putita” y me dejó en mi lado de la cama 300 euros, Diosssssssss, no sabía que decir, “no digas nada y cuando volváis a Madrid me llamáis y haremos otra fiestecita, ¿vale?”. ¡¡¡¿¿cómo no??!!!.

Cuando se fue, mi mujer se empezó a partir de risa, y yo con ella. ¿Ves como la noche nos iba a salir gratis?, jejejeje. Hemos gozado, te he puesto los cuernos, te han violado, te has humillado, nos hemos corrido y encima... nos pagan por ello, ¿qué te parece?. ¡Que eres la leche, cariño!. Me encanta lo bien que lo has organizado todo.

No, pero si no he organizado nada. Cuando vi en el restaurante que no seguiste mis consejos, pensé en ponerte los cuernos allí delante de todo el mundo. Me acerqué a este hombre y le dije que me pidiera una copa, que tenía que beberme algo antes de hacer lo que iba hacer. Me preguntó que si me pasaba algo y le dije lo que te había pedido y que tenía que vengarme, te miramos, se rió y me dijo: “si quieres y lo hacemos bien, puedo sodomizar a tu chico estando tu delante, pero os pagaré por ello”. Creí que era broma, pero cuando me dijo que en qué hotel estábamos, en que habitación y que fuera sobre los 3 de la mañana y que dejara la puerta abierta, te atara boca abajo y te tapara los ojos... el coño empezó a temblarme visualizando la escena y acepté.

Ves que bien nos ha salido, y sin tener nada preparado. Jejeje. Reímos un buen rato y nos abrazamos toda la noche, caímos rendidos. Al día siguiente nos duchamos con una sonrisa de oreja a oreja y cada vez se cruzaban nuestras miradas no parábamos de reírnos.

Esa fue la primera vez que me sodomizaron, ahora cuando quedamos con alguien... mi culo ha de estar dispuesto a cualquier invitado.

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